Dolores Coronada
y Soledad
Sede Canónica
Día

parroquiaParroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, Álora.

Amigo visitante virtual: acabas de asomarte desde la red de redes a esta ventana que te acerca uno de los templos más espaciosos y monumentales de la Diócesis de Málaga. Te invitamos a que tras este “vistazo virtual”, visites en persona este lugar de oración del que los cristianos de Álora nos sentimos orgullosos.

Te contamos un poco: el nombre de “La Encarnación” se debe a la veneración que la reina Isabel la Católica profesaba a este misterio del comienzo de la vida terrena de Jesucristo en el seno de María. De modo que en múltiples lugares repoblados en su tiempo, se fundaron templos bajo esta advocación.

La primera iglesia parroquial de Álora se fundó y edificó, de estilo gótico, en el cerro del castillo, donde permanece aún en pie el ábside, convertido en capilla. Y definitivamenteen el año 1600 se inició el nuevo templo que hoy tenemos, que a lo largo de todo el siglo XVII se fue levantando con gran esfuerzo, y ahí nos lo legaron los antepasados, y lo gozamos hasta el día de hoy.

En su interior podrás contemplar el magnífico artesonado, entretejido con vigas de pino de Flandes, traído expresamente en barcos, y que se conserva casi en su totalidad. Podrás contemplar asimismo las pinturas al fresco, de los apóstoles y los evangelistas, el valioso retablo barroco, terminado de recuperar en el siglo XXI. Podrás contemplar y orar ante las imágenes más veneradas en nuestra Comunidad, entre otras la Virgen de los Dolores Coronada, cuyo rostro, lleno de belleza, te cautivará.

En fin, que al cerrar esta ventana, esperamos que conserves en tu corazón el deseo de encaminar tus pasos, en cuanto te sea posible, hacia la puerta de nuestro templo parroquial, casa y hogar de la gran familia, cristiana y cofrade, de nuestro pueblo.

Fco. Javier Sánchez Núñez, Párroco de Álora.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, Artículo de Dª María José Sánchez Rodriguez.

La situación de Álora en época de los árabes y después de la conquista, no corresponde a la actual, pues, en lo que se llamaba Villavieja, se encontraba la Primitiva Parroquia de Santa María de la Encarnación, al abrigo del Castillo, rodeada por fuertes muros, ideales desde el punto de vista estratégico pero sin posibilidad de ampliación. Por eso, la Villa de Álora se extendió fuera del recinto amurallado y fue adquiriendo un gran desarrollo urbanístico a partir de los siglos XVI y XVII. Al cambiar la situación del pueblo, la población comenzó a aumentar lo que condujo a la necesidad de tratar de la construcción de otra Iglesia Parroquial. El antiguo Concejo de la Villa, acordó de edificarla en la Plaza Baja, acometiéndose una obra gigantesca, llegando que conferirse en la actualidad como la segunda más grande de la provincia después de la Catedral.

La construcción del templo, que se extendió desde 1600 a 1699, unos cien años en el que las posibilidades económicas del pueblo no le permitieron grandes obras. Tenemos que tener en cuenta que la base más importante de los ingresos parroquiales la realiza el pueblo con su aportación diezmal y que son los fondos de la villa quienes costean las obras de las parroquias, participando muchas veces incluso con cantidades en metálica, además del trabajo personal, aportación de materiales, …

La parroquia de Álora es de planta basilical, o como Temboury llama a estas iglesias “columnarias”, que consta de tres naves, separadas por gruesas columnas toscanas, hechas a base de grandes sillares, sobre las cuales se alzan arcos de medio punto en cuyas enjutas se representan las pinturas de las Apóstoles. Por el aspecto robusto del conjunto y sus dimensiones, más bien parece que fue proyectada para sostener una pesada bóveda de piedra, que para tener una ligera armadura cuya madera fue adquirida en adquirida en Flandes a través de la casa de comercio de Málaga de los Señores Bombarte de Brujas. La armadura es rectangular de limabordón hacia los pies, de par y nudillo, con tirantes de lazo, con crucetas y estrellas en el centro y extremo de ellas.

La traza y condiciones de la obra de madera las dio el Maestro Mayor de la misma, Pedro Díaz de Palacios, personaje a quien le son atribuidas las obras del templo. Él era Maestro Mayor de las obras de la Catedral de Málaga desde 1599 que sucedió a Diego de Vergara hijo, supervisando y dirigiendo por este motivo muchas obras del Obispado de Málaga. Para su construcción se tuvo que llevar a cabo una penosa labor de explanación del terreno sobre todo hacía la cabecera, es una obra con una extraordinaria labor de cantería que se extraía del lugar conocido por la Pila Terraza, hoy Fuente de la Manía
que es la más fina y resistente de la Sierra del Hacho. Es decir, la iglesia es toda ella de piedra excepto una fina banda de ladrillos que corre próxima a la armadura de tradición mudéjar.

Exteriormente, los muros de la iglesia están levantados por grandes sillares caracterizados por su austeridad decorativa. En la portada principal se abre con un arco de medio punto con pilastras a ambos lados que sostienen un balcón con un vano
adintelado. El único elemento decorativo de la portada es un escudo de piedra de Fray Antonio Enríquez con fecha de 1634-1648. La torre se levanta al lado izquierdo de la fachada principal y está dividida en cinco cuerpos; los dos primeros cuerpos están a la par que la fachada y se abran con huecos adintelados y se decora el más elevado con pilastras, el central tiene una especie de basamento que rasga con arcos de medio punto reforzándose con sillares almohadillados en los ángulos, el cuerpo de campanas tiene arcos de medio punto que se corona con una estructura piramidal de piezas de cerámica y cuatro pináculos en los ángulos.

Volviendo nuevamente al interior, hay muchos motivos de gran interés como las pinturas de los Apóstoles en toda la nave central y en el coro, realizadas en el siglo XVIII por un pintor desconocido que siguió unos grabados que el holandés Goltzius realizó en el siglo XVI. El Altar Mayor en el que destacan muchos elementos decorativos, así el arco del triunfo que lo encuadra, de medio punto con yeserías de hojarasca con angelote, está flanqueado por dos escudos, el de Carlos II por haberse finalizado bajo su reinado y el con el obispado malagueño de Don Bartolomé Espejo y Cisneros. El retablo es la pieza más significativa de la capilla, acometiéndose una obra de igual magnitud que el templo que la aloja. Éste, se finalizó hace unos años mediante Escuelas Talleres del Ayuntamiento de Álora siguiendo lo más fielmente posible el que hubiese en su origen en el siglo XVIII.

Al igual que en el Altar Mayor, todas las capillas de las naves del Evangelio y de la Epístola poseían retablos dieciochescos ricamente ornamentados que desaparecieron en la Guerra Civil. De entre todas ellas se va destacar la capilla de la Virgen de los Dolores situado en el lado de la Epístola con retablo del siglo XX, de estilo neobarroco en verde y dorado. La documentación antigua no aporta información de cuál era su aspecto original, pero si se tiene constancia que fue la Capilla Sacramental de la parroquia hasta que a mediados del XVIII y se trasladó el Santísimo Sacramento al retablo mayor, de ahí que el nombre completo de la hermandad sea Real Sacramental e Ilustre Hermandad y Cofradía de María Santísima de los Dolores Coronada y Soledad.

El Concilio de Trento definió el Sacramento de la Eucaristía defendiendo la presencia de Cristo en los espacios consagrados para ello, más allá del propio momento de la comunión. En los Sínodos provinciales se implantaba la obligada necesidad de cumplir tajantemente con los cánones establecidos en el Concilio, tanto a nivel eclesiástico como civil y militar. En las actas de dichos capítulos del sínodo se hacía reiterada referencia a los espacios eucarísticos, como tabernáculos en la capilla mayor o espacios reservados para ello, debiendo situarse estos cercanos al presbiterio, como así ocurre en la capilla de la Virgen de los Dolores. De esta manera surge la Capilla Sacramental como la que nos ocupa, por ser un recinto insertado en el propio templo presidido por un Sagrario. Estas pautas son mantenidas hasta el capítulo sinodal del obispo Fray Alonso de Santo Tomás, en el que se sigue dando bastante importancia a la Eucaristía y a la obligación de ejercer dicho culto, veneración y presencia de Cristo permanentemente reservado en este recinto sacramental. No podemos olvidar que Fray Alonso de Santo Tomás acudió a Álora en 1668 y 1689 de visita pastoral y a él se le deberá de igual forma, la erección de esta Capilla Sacramental pues las normas establecidas en la Constituciones Sinodales de este obispo coinciden con las de otros obispos del territorio andaluz.

 

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