José Navas Parejo y nuestra Cofradía.
Nace en Alora el 22 de octubre de 1883, hijo de Juan de Dios Navas Pérez y María Dolores Parejo López. La familia se traslada a Granada cuando él tenía siete años. Sobre nuestro escultor se podía estar escribiendo páginas y más páginas pero no es esta la idea.
Lo que nos lleva a incluirlo en este apartado es su relación con nuestra cofradía, los trabajos realizados para ella y, sobretodo, la restauración que llevó a cabo en su día de la imagen de nuestra Virgen de Dolores, para que hoy podamos sentirnos orgullosísimos de tener una maravillosa dolorosa con sus propias características, facciones y expresión de rostro de esa singular belleza.
Estas especiales características se deben, posiblemente, a que no es una imagen creada por un escultor, sino producto de una restauración sobre otra imagen a la que quiere darle un aire nuevo, personal y especial.
El propio José Navas Parejo comentó en el documento dirigido a Don Francisco Bueno García, Hermano Mayor y Juez por aquella época, que se adjunta más adelante: «y espero hayan quedado satisfechos con la transformación que se le ha hecho, resultando nueva casi toda ella y las manos». Sobre las mencionadas manos, se puede entender que son las manos abiertas que solemos contemplar siempre en la Virgen ó a las cerradas que le pudimos ver en la procesión extraordinaria del 150 Aniversario y que ahora lleva de Soledad. También se puede referir a las dos al mismo tiempo.
Al igual que la Imagen de la Virgen de Flores, no fue destruida en el 1936 por haber sido escondida en Virote; también otra Imagen tuvo la suerte de salvarse al ser escondida en la Venta por la familia Pérez Berlanga. Era una talla anónima del siglo XVII de la Virgen de los Dolores a la que se le daba culto en la Veracruz, en la cabecera del Evangelio, lugar que luego ocuparía la Virgen de Fátima. Esta Imagen se conservó, aunque muy deteriorada, por haber sido enterrada para que se salvara y, una vez restablecido el orden, doña María Teresa Berlanga Perea la entregó a la Hermandad. Fue expuesta a la veneración de los fieles, según consta en documentos, en una peana que preparó para este fin Frasquito Bueno. Al poco tiempo fue llevada a Granada para su restauración y transformación en la que hoy tenemos tan a gala venerar.