Entrevista a D. José Díaz Borrego.
Entrevista realizada por Antonio J. Trujillo Sánchez.
¿Por qué es de la Virgen de los Dolores?
Hay ciertas cosas a las que las personas nos vamos arrimando durante nuestra vida. A veces lo hacemos por proximidad, por el entorno en que nos desenvolvemos o, simplemente, porque nos gustan.
Hay otras que parecen congénitas, y esta puede ser una de ellas.
¿Cuántos años lleva inscrito en la Hermandad?
La verdad, no lo sé. Hoy en día, en cuanto nace el niño, los padres lo están apuntando a su cofradía. Antes, comenzábamos por vestirnos de nazareno, para lo que tenías que pagar y luego devolver la túnica, ¿íbamos a pagar encima una cuota?
La verdad es que yo siempre he estado un poco enchufadillo a la hora de recibir mi túnica cada año. También es cierto que cuando terminaba la Semana Santa, mi abuela, o en su caso mi madre, se empleaban en ella y la dejaban impecable para su devolución. No todas volvían, o lo hacían en el mismo estado que la mía. Después de este razonamiento puedo presumir de haber estado siempre inscrito en la cofradía, ya sea como hermano o en la lista de nazarenos.
¿Cuáles son los primeros recuerdos de la Hermandad?
Los recuerdos de cuando era niño, lógicamente. Creo que hay una imagen que no la hemos olvidado muchos y era cuando llegabas al panteón y la puerta de hierro estaba cerrada. Había gente dentro pero tú no tenías derecho a hacerlo y, como para colmo, el trono estaba mirando hacía la Iglesia, ni veías la cara de la Virgen.
Nos tirábamos el día allí viendo el manto tapado con un plástico por si llovía, hasta que llegaba un conocido y nos dejaba entrar un poquito. También recuerdo cuando en la Soledad íbamos llegando a la Iglesia y guardábamos en la tela del capirote el trozo de vela, que habíamos procurado que llegara poco gastado, para después utilizarlo en nuestras procesiones particulares. No siempre podíamos conseguirlo porque había encargados en registrarnos y darnos el mal rato de dejarnos sin la vela. Subíamos todo molestos y pensando que te la quitaban para utilizarlos en sus casas cuando había tormentas.
El tiempo de espera para vestirte de nazareno era insoportable así que, cuando no podías más, te vestías con el sol haciendo chiribita y a corretear las calles con tu túnica.
Aparte de estas cosillas, lo que creo que recuerdo mejor, es esa visión que tienen los niños sobre la Virgen ó cualquier imagen religiosa. Hay una serie de años en los que el niño no ve la imagen en sí, sino algo sobrenatural que le hace pensar que es la misma Virgen.
A mí de chico no me gustaba la procesión del Corpus porque no llevaba tronos con imágenes. Así que me distraía más hacer porras con los juncos que tiraban por las calles para el paso de la procesión.
¿Recuerda la primera vez que se vistió de Nazareno?
Con pocos años, porque alguno de mis hermanos me llevaba a la fila un plátano para que aguantara hasta el final de la procesión (todavía no comía bocadillos).
Para la Soledad, como la procesión era más corta y ya ibas cenado, te daban una taza de arroz con leche antes de salir de casa. Así estaba uno alimentado para llegar hasta la Iglesia y para correr como un galgo si conseguías camuflar la vela.
¿Cuándo tuvo sus primeros contactos con la Junta de Gobierno? ¿Qué cargos ha desempeñado?
Formaba parte de un grupo de jóvenes de todos conocidos que estábamos siempre pegados a la cofradía. Como consecuencia de que no hubo procesiones un año, me refiero al Jueves Santo ya que sí lo hizo la Soledad, se convocó una reunión para ver que se podía hacer en lo sucesivo.
Nos invitaron a dicha reunión con la idea de que, en un futuro, estuviéramos preparados para hacernos cargos de la Cofradía. A tal fin nos dieron la llave del almacén para que fuéramos tomando contacto al tiempo que lo adecentáramos.
Nosotros, con la llave cogimos el mando en lo que antes llamaban un golpe de estado y nos lanzamos a reunir dinero y todo preparativo para sacar a la Virgen en procesión. Lógicamente casi nadie se fiaba de gente tan joven, pero mientras se lo pensaban o no, ya estábamos montando tronos y gestionando música para sacar al año siguiente, no solo a la Virgen sino, además, a San Juan.
Éramos los directivos de la cofradía y no ostentábamos ningún cargo en ella. De una u otra forma he desempeñado todos los cargos.