Peregrinación a Caravaca de la Cruz.
Día

murcia 2009 0019Como en años anteriores, ya van tres desde que comenzamos la celebración del 150 Aniversario, nuestra Cofradía ha vuelto a viajar. En esta ocasión, los destinos han sido la ciudad de Murcia el sábado día 26 y el santuario de Caravaca de la Cruz el domingo 27. Se ha vuelto a realizar el último fin de semana de septiembre y ha constado, como las anteriores, de dos partes: una cultural y otra religiosa. La cultural se ha desarrollado en la ciudad de Murcia y la religiosa en Caravaca de la Cruz. Entre las cinco y las seis de la tarde del sábado, estaba reservado el Museo de Francisco Salzillo para nuestra visita y, debido al número de personas que éramos, hubo que dividirse en dos grupos, lo que favoreció que las explicaciones del guía llegaran claramente a todos. El resultado fue que salimos de allí, además de maravillados con los grupos escultóricos, las imágenes y los Belenes de Salzillo, perfectamente documentados. El resto de la tarde fue para visitar la catedral y los monumentos principales de Murcia, y la noche,  para pasear por el casco antiguo de la ciudad.

El hotel estaba en plena Gran Vía, a unos minutos de la Catedral o del Ayuntamiento, por lo que nadie necesitó  los transportes urbanos para desplazarse. El domingo partimos hacia Caravaca, donde nos esperaba un tren turístico para darnos una vuelta por la ciudad y subirnos al Santuario de la Santa Cruz de Caravaca. A las doce comenzó la Eucaristía con la bienvenida a Nuestra Hermandad y a los peregrinos de Álora  por parte de Don Pedro Ballester Lorca, Capellán del Santuario. En dicha bienvenida, comentó que conocía la belleza de nuestro pueblo y todo su entorno. Seguidamente expuso como iba a discurrir la Santa Misa, en la que nuestra cofradía intervendría para hacer las lecturas, salmo, peticiones y ofrendas; los cantos previstos y que, al finalizar la Misa, nos bendeciría con la Santa Cruz y nos la daría a besar. Las ofrendas: dos canastos de dulces típicos de nuestro pueblo,  fueron acercadas al altar por los designados mediante sorteo hecho previamente, y la medalla de la Cofradía por nuestra Hermana Mayor. Durante la homilía nos ofreció una extensísima explicación sobre la Santa Cruz y sus orígenes, y nos preparó para cuando llegara el momento de besarla. Terminada la Misa, y una vez bajada la Santa Cruz, nos bendijo con Ella entre el sonar de campanillas y olor a incienso, con lo que el momento de besar la Cruz fue para todos algo que nunca podremos olvidar. Fortalecidos y de un excelente ánimo iniciamos el regreso a nuestro pueblo. Ni que decir tiene que la vuelta en los autobuses fue de lo más animada, con toda clase de cantes (hasta saetas) y el recuerdo imborrable de un fin de semana extraordinario. El tiempo fue favorable, porque a pesar de que por aquel sector no fue muy propicio, a nosotros no nos afecto para nada. En definitiva, debemos dar gracias por haberse puesto todo a nuestro favor un año más, y habernos proporcionado nuevos conocimientos y la posibilidad de participar en esta nueva peregrinación, que tuvo su broche de oro en el emotivo momento de besar la Santa Cruz.

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