En la noche, la incomparable belleza y solemnidad de nuestra Madre Soledad recorre las calles de nuestro pueblo. Sólo el sonido del tambor y el rezo del Rosario a nuestra Madre de los fieles cofrades que la acompañan en su dolor y Soledad por la muerte de su Hijo, rompen el silencio en la noche del Viernes Santo.